viernes, 14 de enero de 2011

Hugo Cervantes. White Horse: leído en Neblinas, 10 de Diciembre/2010.

White Horse
Se disgrega la realidad
en los ductos sanguíneos,
sin dolernos la piel,
sin dolernos el hambre
caemos rendidos
de tantos dolores
y contigo vemos
el primer viaje.

La blancura de tus crines,
el chasquido de tus patas
van rondando el cielo
con nosotros en tu espalda.
Y viene saliendo el sol,
y sigue viviendo la vida,
pero que importa
si todo en el aire termina.
White horse,
antídoto,
primo de tantas blancuras
remueve las yagas del tiempo
y fíltrate hepáticamente
hasta la más sensible
estructura del cerebro.

White horse,
fiel compañero,
te sigues robando los días,
y vives tranquilo en las aguas
de todos los mares;
y vives tranquilo en la sangre
que sólo contigo arde.
  
I
Abro los ojos para mirar el sueño
y veo,  sé que veo porque hay
un sombrero parlante, dos ínsulas
de hojaldre flotando sobre tu foto
y un montón de besitos rotos
en el espejo.
El día que te ibas todas las raíces
del sauce de ti se despidieron
y la cucaracha más sucia te prestó
sus alas para irte.
Yo seguí ahí sentado contando maniquíes
sobre el abismo de amaranto
y con un caballito de mar en el pensamiento.
Tú volabas cual chupamirto
y te escurría en el pico aquel néctar
que la despedida nos puso en la punta de los versos.
Las nubes se plastificaron,
dejaron de ser algodoncitos de colores
y su sabor se fue aguadando
como una bala que no puede penetrar
ninguna almohada que haya tocado tu pelo.
El mundo se volvió innecesario,
los elevadores ya no iban de atrás hacia delante
y las gotas de lluvia ya no brincaban
desde el suelo para volverse un aguacero.



Hugo Cervantes






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