María Teresa Valdés.
Memoria de ti.
...Y ya no quiero contar el tiempo, ese tiempo hurtado antaño al Tiempo para consagrarlo al amor, no quiero recorrerlo en el sartal de la memoria desgastando uno a uno los encuentros, aljófar amarilleado...
Sed de Mar,Esther Selingson
Mi memoria ha sido como un cuadro blanquecino.
El blanquecino se come las eses en ausencia tuya
siento, sé, sufro
La sustancia olfativa en un color
las letras hermosas que me salvan del ritual
las perras negras que ritualizan el fin.
El blanquecino se lo ha llevado todo
Por eso te huelo en todas partes.
Antes, el devenir rememorativo sabía ilustrarse en los renglones, antes ,cuando todavía no ibas, cuando todavía no esperaba tu venida. Porque quería sostener con las fuerza húmeda de mis manos tú aliento y tacto, porque quería no convencerme de que el tiempo baja hasta los pies el sentimiento, la pasión en rastros sobre el rostro, y este incontenible sufrir de temblores y ansiedad frente el mundo y las huellas de sus recuerdos. Por esto voy a borrarte, y todas las partes voy a borrarlas de ti. Voy a sacarte escribiéndote, haciéndote una puta de un millón de putas más, voy a llevarme todo y sumergirlo en mi sexo hasta desaparecer lo. Así, es la única forma amor, para no esfumarme en este espacio tan sin fondo que no encuentra un encuentro oportuno, voy a hacer de la ausencia mi memoria y voy a recordar estas lágrimas que no salen y este detestable comienzo a perderte, voy a soltarte, no poco poco, sino ahora, ya, de una vez. Duele tenerte en el cuerpo como un fantasma gaseoso que sale y entra por mi voz, no sentir un dolor fuera de ti o una felicidad fuera del archivero de nuestros momentos. Han desaparecido, esa que fui ya no lo soy. ¿Los ves? Son nuestros nada más pero ahora se van, primero ellos van a olvidarnos a nostras. Pongo en blanco y lo lleno sólo aquí, es una transposición, un trasplante de los ojos que te veían, los he pasado al cansado papel para que los sostenga por la eternidad y me deje, nos deje al fin como la transparencia en un lago. Te tengo sólo como un cadáver inmóvil que pierde color, sólo puedo esperar a que último rayón de tu piel se expanda con el tiempo invisible. Llevaré los ojos puestos hacia afuera y me inclinaré en tu seno el día en el deba desgranar mis recovecos sobre el celo de un amor laberíntico y destinado al fracaso.
Serás una desconocida, aguardando mis insomnios que retienen florescencia de otros cuerpos, hablaré de lo que apenas siento ahora que ya no te nombro, rumbo al encuentro de aquellas huellas mi existencia se moverá, y la removeré al fin de mi. Amor, ahora que escribo no logro saberte, enchirme de tu presencia y tenderme en mi sueño que marcha hacia atrás. Vierto abstraída y abandonada esta penosa agua de ti sobre este penoso esfuerzo de abandonarte. No son inútiles estos instantes últimos tu y yo juntas, el desperdicio es este vómito derramado en mis dedos que serán los del horizonte. Ya no te poseo con la mente, porque la mente revierte las turbaciones y se planta en las rupturas de mis costillas, y aveces estallo con mi vientre fijo y mi palabras pálidas, me hundo sola al límite de ti, al límite rasgándote las espalda para no dejarte ir, ahora no tengo uñas pero sí mucho miedo, un profundo miedo a perderme en la lejanía de mi memoria, y equivocarme al fin en este espejismo que llama hacia el presente y estas mis palabras que te esperaron por mucho tiempo, para invocarte para guarecerte en mis débiles brazos, al fin buscar huir, golpearte con las preguntas y dolerte en presencia de dos cuerpos reales, sólidos, humanos, y no esta mierda de lugar profundo y vacío , profundo hueco cargado de ecos, de restrojos, de paréntesis, de separación. Esta que no eres tú ni nunca lo fuiste, esta que estuviste ahogada aspirando mi vida y mostrando muertes provisionales, estos pechos que iban cobardes a asirme y se arrebataban en la fugacidad mental, en el puto caudal de la puta memoria del puto sepulcro que es esa que te niega, y mis miembros que se desbaratan, que se trastocan en la nada de la blancura, y el horror de este tenue imaginar de tu sed y mis besos que sólo se confinan allí en ese lugar maldito, sin sentido, que grosero trascurre por el sartal del minutero, venciéndote al intacto, al engaño de una nostalgia, un desamparo que sobrecoge al deseo al estupor de no tenerte y tenerte en la áspera pupila sin memoria. Lo prefiero así, sin mantenerte esclavizada y fundida en mi naufragio, en el remoto lugar de agua dulce que es mi memoria, lo revierto y me lanzo al acantilado, he de olvidarte, amor, como espuma blanca, y he de quedarme yo atrapada al clamo de mi presencia, sólo de la mía, sin perderme en los rumores que recoge la ausencia.
..Habrá que re ordenarlo todo.
Serrot. Poema leído el 10 de diciembre en Neblinas.
El cauce convulsivo de las aguas
Reflejante modo de agitar
Desvía la atención del fenómeno…
El espectáculo de una figura engañosa
Que cae en un cubo de agua; que fermenta
Vuelven a girar sin asirse sus ojos
Le dibujan la vertiente profusa
Móviles transforman el campo visual
Giran puntiformes en el acto la actividad contemplada
Alrededor y estacas lo delinean. Vira y gira
Aguza la mirada ininterrumpido; la fijeza del ahora
Alberga en sí congelado el devenir
En el fondo de su pico abierto la blanda membrana se rasgó
Desplazándose a la batalla, ondula, la consciencia en la continuidad
Todo en él estremecido, la criatura, latente sobre el arco ciega
Inclinando el cuerpo sucesivo…
Instantáneo chorro estalla
Clavados en el tronco; cuelgan las hojas de unos brazos muertos
El gorjeo brota la planta seca, resonancia grave, densa, vertical
Arrobado ligeramente, el silencio crispado en la tráquea, transparente
Hincha la fuerza irresistible
Recorre y moja las venas
Debió morder la carne blanda.
Ese néctar; el aparato de succión en la columna
Patrullan las furias, alto el vuelo, que perturba a la frágil
Sigilosa observación. En la asombrosa distancia.
El hielo se quiebra, la cruda atmósfera
Los agudos huecos, dilatan la línea ensayada
De hierro el vacio que colma se nubla.
Reúne de una y otra parte.
Avizora, las briznas que barre con una mano
Las arrastra y dispersa
El embrujo que provoca la llanura
Al fondo claro la cabeza sumergida en el cielo…
Labrado su gemido en retirada, se cierra frenético sobre sí mismo
Un ronco gorjeo que deleita a la intemperie.
Es la jungla que vislumbra el silencioso guerrero
Entrevera la parte ausente de lo que está presente
Cuero de la cenagosa, coagulada, ola de una inmóvil coincidencia
Lleva largo rato olvidada en un puerto
Suave; le susurra un germen a su oído: voutre petite pieds oú vous émportérent ils?
Autor: Pedro Moreno (Serrot)
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